lunes, septiembre 05, 2005

Las hijas del embajador del reino del elefante de los dos colores -2

By Lucre Arrías

Capítulo 2

Recogieron uno pequeño, de los objetos dejados por el mar sobre la playa. Lo enrollaron y guardaron en sus alforjas para que nadie que se cruzara en su camino lo vieran. Tenían que ser precavidas hasta averiguar que era aquello.
Para llegar al estanque del norte, debían cruzar por el pueblo. Estaban convencidas que si daban un rodeo evitarían encontrarse con alguien. Eso seria lo mas seguro, pensaron. Tomaron un sendero poco usado, no lo conocían, pero por comentarios de su padre, el señor embajador, se ubicaron sin problema. Era un camino que usaba la corte cuando salían del pueblo de cacería.

Como no era época de caza, era seguro. Bueno eso pensaba. Cuando ya tenían casi rodeado al pueblo, se les apareció el Sr. Primer Ministro, Saduba, con un guardia real. La sorpresa fue mutua. Las niñas porque no esperaban ver a nadie, y el Sr. Primer Ministro porque al verlas por ahí, pensó que algo grave pasaba. Los cuatro se quedaron petrificados.
- Pero niñas, que hacéis aquí. Paso algo, decidme - dijo Sabuda.
Ninguna de las dos atinaba a decir nada. Solo bajaron sus ojos, mirando el suelo, en una mezcla de temor y respeto hacia el Sr. Primer Ministro y de vergüenza al saber que ocultaban algo.
- Alguna me hace el favor de hablar. A ver Bheemali, tu que eres la mayor, dime que hacéis por este camino. Es peligroso, esta es zona de caza, os podéis encontrar con algún animal salvaje. ¿Vuestra madre sabe que estas aquí?-
Sasi no podía hablar. Le era imposible. En un momento la tensión que crecía de minuto en minuto, provocó que rompiera a llorar. El guardia real, que se encontraba detrás del Señor Primer Ministro, se acercó a la niña a consolarla. En ese instante Bheemali, cogió valor y comenzó a hablar.
-Nos hemos perdido, no sabemos dónde estamos. Queremos ir a la zona norte.
-Para que, ahí esta el elefante de los dos colores con el cuidador mayor. Que queréis hacer por esos lugares.
-Nada, nada especial.
Mientras tanto Sasi, ajena a lo que sucedía, seguía llorando arropada por el guardia real.
- Es que el cuidador mayor del elefante, nos prometió ayudarnos a calificar caracolas, como nuestro padre no esta. Y viendo que la tarde avanzaba, y el baño del elefante se estaría terminando, decidimos ir en su búsqueda. -agrego Bheemali.
Para Sasi, esto era demasiado. Escuchaba la mentira de su hermana y el temor de que fueran descubiertas en su aventura, hacia que llorara más. El guardia real no sabia que hacer para que ella se calmara.
-Pero que le pasa a Sasi, porque llora?.
- No le haga caso. Se asustó cuando nos perdimos. Y ahora que ve que están Uds. se alegro tanto de verlos que no puede parar de llorar. Es una quejica.
Mientras decía esto, Bheemali, le clavo los ojos a su hermana, como diciéndole que terminara que las descubrirían y la culpa seria de ella. Y eso basto para que comenzara calmarse.
- Guardia, acompañe a las niñas al estanque del norte a ver al cuidador mayor. Yo seguiré solo, cuando las deje ya sabe donde encontrarme. - ordenó Saduba.
A Bheemali no le pareció apropiado contradecir al Primer Ministro. No era conveniente, complicar más las cosas. Querían pasar desapercibidas y la cosa había cambiado radicalmente, no hacia falta echare más problemas al asunto. Aceptaron de mala gana la compañía. Ya se les ocurriría como perder al guardia real. Cuando Sasi se calmo del todo emprendieron el trayecto que las separaba del estanque del norte. Saduba hacia tiempo que había partido a su destino, tranquilo al saber que las niñas estaban cuidadas. Él les tenia un aprecio especial, como todo el reino. No se perdonaría si les pasara algo por su negligencia. Todo el mundo respetaba y quizá temían al Sr. Primer Ministro por su carácter duro pero en el fondo se preocupaba de los súbditos de la comarca, en especial por Bheemali y Sasi.
Llegaron al estanque cuando el sol comenzaba a ocultarse. El guardia les acompaña hasta donde se encontraba el cuidador mayor, que ordenaba, en ese momento, la caseta donde guardaba la comida del elefante. A este no se lo veía por ningún lado.
-Niñas, que sorpresa, que hacéis aquí, - Dijo Adubas.
- Venimos a veros, dijo Sasi.

El guardia real, al ver a las niñas que ya estaban a buen recaudo, se despidió y emprendió el camino a encontrarse con el primer ministro.
- En casa saben que estáis aquí? Ya oscurece, estarán preocupados.- dijo Adubas.
-Bueno pensamos que no. Nuestra madre no sabe que vinimos, es que encontramos algo y necesitamos vuestra ayuda. Dijo Sasi.
- Qué es eso tan importante que habéis encontrado.
Sasi en ese momento, saco de su alforja el objeto de colores, lo desenrolló y dijo.
-Es esto. Han aparecido después de la tormenta, en una playa que el mar a formado nueva. Después de las rocas de Histan.
-¿Habéis estado por ahí?, Esa zona es peligrosa, con los acantilados. ¿Pero que es esto?
- Es lo que encontramos. Hay miles, pero no sabemos lo que es.
El cuidador mayor se acerco. Suavemente cogió el objeto, lo analizo. Le gustaba pero no sabia que era aquello. Y agrego.
- Es hermoso, pero no os puedo ayudar. Tampoco sé que es.
Las niñas se sintieron desconsoladas. Después de todo lo que habían pasado para llegar ahí. Ahora que harían. Bheemali dijo de repente.
-Y si le pregunta al elefante de los dos colores. El seguro que sabe que es.
- ¿Al elefante? Exclamó Adubas. Eso es imposible ahora, esta ya descansando. Quizá mañana. Os propongo algo, mañana temprano os paso a buscar por vuestra casa y venimos a preguntarle. ¿Os parece bien? Ya no se puede hacer nada por hoy.
Las niñas se miraron, y asintieron. El día se terminaba y no lograrían nada más. Aceptaron el ofrecimiento.

- Esperadme ahora afuera, que ya termino y os llevo a casa. Sentaros allí, que enseguida nos vamos. Sobre la mesa tenéis galletas y leche por si queréis.
Acataron la orden sin rechistar. El día había sido arduo. De repente se sintieron agotadas y hambrientas. Se sentaron sobre la valla de la caseta a ver como se ocultaba del todo el sol, con sendos vasos de leche y galletas, a esperar al cuidador mayor.
-Tu crees Bheemali, ¿qué el elefante de los dos colores nos podrá ayudar?
-Bueno, veremos mañana. Pero se me ha ocurrido una idea. Papá trae muchos libros de sus viajes. Si los revisamos, esta noche quizás veamos que es esto.
-Pero¿ y el elefante mañana que?
- Si nos enteramos que son, mañana le preguntamos al elefante que hacer con ellos.
De repente se sintieron de nuevo con energía. Cuando llegaran a su casa, revisarían la biblioteca. Estaban seguras que ahí encontrarían la respuesta a este misterio.

2 comentarios:

Cross dijo...

Jeje, otra vez me quedo con la intriga esperando la continuación.... Es intrigante y me gusta el estilo. Parece que se lo estás contando a un niño pequeño.
Un saludo.

Lucre dijo...

este cuento lo empeze hace mucho y en realidad viene de una anecdota de un viaje con mi sobrina Natalia. Siempre lo he pensado en un cuento para niños. Eso es algo que me fascina, la fantasia que se le puede despertar a un niño, si sus padres o el que sea les lee antes de dormir.
PRonto el tercer capitulo,,,, :)