jueves, marzo 30, 2006

Me acuerdo de,,, 2

Por Lukre

Me acuerdo cuando por error me subí al ascensor del LACMA en Los Ángeles y visite las salas de 2 pisos sola hasta que me di cuenta que el museo aun no había abierto…

Observe por un instante un cuadro, y empecé a notar la sala estaba totalmente vacía y a pensar “que raro” y a la vez “que suerte”. No me gustan las aglomeraciones de gente.
Seguí pensando en lo mismo, en la suerte que tenia y seguro era por la hora de la mañana.

Claro, había aprovechado bien el tiempo. Me levante temprano como tenia que ser si quería ir luego a la playa en Malibu.
En el museo se presentaba una exposición de los Maestros Expresionistas y otra de Modigliani, que fue lo primero que vi cuando llegue.
Cuando las termine, tenía necesidad de más arte. No es que el moderno me guste mucho, pero ya que estaba ahí, quería ver lo demás.
Seguí mirando los cuadros y de repente escuche un grito detrás mió, me di vueltas y dos policías corrieron hacia donde yo estaba, gritando.
Me quede quieta del espanto que sentí. Se detuvieron a metro y medio, apuntándome y vociferando algo in entendible.
Yo entre el susto que tenia en el cuerpo, ni respiraba, menos iba a entender lo que estos dos gorilas me gritaban.
Así que atine a no hacer nada, a quedarme quieta como una de las estatuas de la sala.
Uno se acerco sacando un par de esposas de su cinturón, y haciéndome señas de que me tirara al suelo. Seguía gritando. El otro no dejaba de apuntarme con su arma.
Me tire al suelo. Me puso una rodilla sobre la espalda, me agarró una mano y la cruzo por detrás, puso una esposa y busco la otra mano.
Ya me tenía bloqueada como ellos querían.
De un tirón me levantó. Seguía gritando. Yo no entendía nada.
El otro guardo su arma, y entre los dos me agarraron de los brazos empujándome fuera de la sala.
Yo seguía sin entender nada. Mi cerebro estaba en blanco del susto.
Cuando bajamos por el ascensor una multitud esperaba fuera. Me sentí aturdida de desconcierto.
Me llevaron tirando como si fuera un saco de patatas, a una sala en otro edificio colindante. La gente me veía y cuchicheaba. Yo seguía sin entender nada de lo que estaba pasando. Pero mejor dejarme llevar, y no oponer resistencia, ya me enteraría que había pasado. Yo no había hecho nada de nada, seguro era una confusión.
Me sentaron en una sala detrás de una mesa vacía y me sacaron las esposas. Un tío, de casi dos metros de altura entró, se paro delante de la mesa donde yo estaba sentada, apoyo sus dos manos sobre ella, se inclino y empezó a hablar.
El zumbido del despertador me hizo reaccionar.

miércoles, marzo 29, 2006

Crónica de un viaje - Parte I

Por Lukre

Había empleado muchas horas en ver las cartas, estudiando el rumbo a tomar. Todo estaba preparado con mimo y dedicación. Habían sido muchos años, pensando en hacer esto. El momento había llegado.
Lo primero había sido buscar el barco. Debía ser especial. En su memoria se quedó grabada una goleta de dos palos llamada Santa Ana, en la cual y por casualidad navegó hacia más de 20 años invitada por un alemán en Nassau. El amor a primera vista surgió apenas la vio, y supo que si alguna vez navegaba por los mares del sur, lo haría en una igual.

Ese viaje por las islas alrededor de Nueva Providencia fue excepcional, nunca en las sucesivas escapadas había sentido y disfrutado tanto con esos días en el mar, con el sol, buceando los mares cristalinos. Supo muy bien en esos instantes, que con el tiempo armaría un viaje a las islas de los mares del sur con su propio barco. Hay comenzó su sueño.
Empleo varios años en buscar una goleta parecida. Fue difícil, ya no se construían barcos así. La encontró en el puerto de Corralejo antes de subir al ferry que le llevaría a Lanzarote.
EL sol del atardecer, rojizo, se reflejaba en ese barco. Sintió, que de vuelta se encontraba con la Santa Ana. El corazón le dio un vuelco, y mientras el ferry se alejaba veía como su sueño se haría realidad. Necesitaba arreglos, pero no importaba, todo era cuestión de tiempo.
Tardaron más de dos años en ponerla a punto. La dejo fondeada en Corralejos, era un excelente motivo para escaparse de vez en cuando desde la península a Fuerteventura él tener que ir a ver como iba la restauración. Eso le servia para poder pasar unos días en su playa preferida en la isla, al sur de los Molinos. Solía quedarse en esa playa muchas horas mirando el mar y planificando con su cuaderno de papel reciclado por donde iría.

Cuando ya faltaba poco para terminar con los arreglos, alguien le pregunto que nombre le pondría. En eso no había pensado. El que tenia en la actualidad no le gustaba. No traía buena suerte según los navegantes cambiarle el nombre a los barcos, pero ella había leído en un viejo libro la costumbre de una tribu de las islas Salomon, que los dueños de las barcazas ponían los nombres de espíritus que les protegieran, sin problema de cambiarlos muchas veces. Así que como su rumbo era al sur, se aferro a esa costumbre. Pero que nombre le pondría. No tenia ni idea.
Le dio muchas vueltas, hasta que una tarde en San Juan de Luz en el sur de Francia, contemplando el atardecer a ver si veía el rayo verde, cosa que hacia siempre que iba por trabajo a Biarritz, y sin saber muy bien porque le vino a la cabeza un nombre, señora de la claridad. Era muy largo para un barco, así que le tradujo al ingles y quedo LadyShine.

Ya tenia nombre, ahora solo esperaría el bautizo.
EL momento se acercaba, tenia que decidir si lo haría sola o acompañada. No era fácil la decisión, Que otro loca o loco le querría acompañar en la aventura?
EL plan era primero, tirar para las islas de Cabo Verde en el Africa Occidental como primera parada antes de cruzar el océano Atlántico hasta la Martinica Francesa. Una vez ahí, y habiendo descansado unos días del cruce, rodear América del Sur, pasando por la costa de Venezuela, Guyana, Surinam y la Guyana Francesa hasta el norte del Brasil. Sabía donde recalar en Brasil, en una aldea perdida a 100 Km de Belén, llamada Joricoada. Aldea de pescadores, de difícil acceso por tierra, pero abierta al mar. Perdida en el tiempo. Las dunas y la falta de los llamados adelantos del mundo occidental, la hacían fascinante. Había escuchado muchas historias de ella, sobre como las dunas de arena en forma de luna se perdían fundiéndose con el mar por la orilla, y como en las noches de luna llena el brillo de esta hacia que todo pareciera de color plata. Tenia la intención de recalar unos días por ahí, para luego seguir por la costa de Brasil hacia el sur. Fortaleza, Cabo Frío, Natal, Recife hasta Salvador de Bahía. En Salvador quería recorrer sus calles, hasta la iglesia del Señor del Bonfin. Los brasileños creían que era un buen protector de los navegantes, y lo que se les vendría luego más al sur necesitaba protección, mejor era que pasara a invocar un poco de misticismo santo.
Seguiría por la costa hacia el sur, Río, Para Ti, Florianópolis, la isla de Santa Catalina. Ya había estado por ahí, en la playa de Joaquina, 17 Km. de playa virgen en forma de herradura. Sería bonito volver a visitarla desde el mar, así que la incluyo en el plan.
Seguiría hasta Punta del Este, un buen lugar para recalar, sobre todo en enero. Conocía el puerto y tenia todo lo necesario para repostar y descansar, viendo a viejos conocidos de la infancia.
La siguiente parada había pensado en Mar del Plata siguiendo siempre a la Cruz del sur, para saltar después a Bahía Blanca hasta llegar a la Península de Valdés para navegar junto a las Ballenas. De ahí hacia Rawson, Río Gallegos hasta Ushuaía. Desde este punto, lo que seguiría seria el azote de los navegantes. El Cabo de Hornos. Debía cruzarlo para poder llegar al Océano Pacífico y de ahí a Bora Bora, las Fitji y todas las islas que quería conocer.
Quién podría estar tan pirado como para subirse a un barco con una desconocida, que posiblemente salía de lo normal de la gente, digamos algo excéntrica, para enfilar para el sur?
Una buena pregunta, si señor.

jueves, marzo 23, 2006

Me acuerdo de,,, 1

Por Lukre

Me acuerdo de la ubicación privilegiada de la Victoria Alada de Samotracia que esta en el descanso de la escalinata principal de Louvre.

Siempre he tenido la sensación que esta en una pista de despegue esperando un buen viento para hinchar las alas y volar, por eso cuando leí la noticia en Le Figaro, ese domingo lluvioso, no me extraño. Sabía que alguna vez algo así iba a pasar o fantaseaba con ello.

La primera vez que la vi, apoyada en el descanso de esa escalera de cuatro tramos, majestuosa, como dando la bienvenida a todo ser viviente que entrara por esos peldaños, me enamoró.

Por ese acceso, suben la mayoría de los visitantes al edificio, por ahí se va a la sección de pintura, siendo la más visitada. No es de extrañar que la dirección decidiera ponerla ahí, a una de las esculturas más conocidas por el publico y mas significativa en la historia del arte.
Pero el turista normal, ¿sabia su historia? ¿Se daba cuenta que estaba atrapada en su propia fama? ¿Qué quería volver a ser libre?

El primer día que la vi, me di cuenta que se sentía enjaulada en una especie de escaparate.
Ella, la que había precedido la proa de un barco Helénico, surcando ese mar azul profundo que es el Egeo, donde el viento acariciaba sus alas casi extendidas y plegaba sus ropajes aun más con la erosión, que los cincelados por las manos del escultor creador.

¿En que tormenta sello su destino?, perdiéndose por los siglos en las profundidades oscuras del mar hasta que unos cazadores de tesoros la encofraran y pusieran en su jaula de cristal imaginaria que era el museo.
Ahora los turistas pasaban junto a ella, se sacaban fotos, la tocaban pero ¿la entendían? ¿Se daban cuanta que se quería escapar?

Cuando los guardas del museo entraron ese fin de semana a abrir las salas, se dieron cuenta que la estatua ya no estaba, que había desaparecido. Dos ventanas de la parte superior del gran espacio de la escalera estaban abiertas...”
Yo sonreí al terminar de leer la noticia, cerré el diario y termine el café. Ya no quería leer más, de las sospechas de la policía sobre los autores del robo, si había o no testigos.
Para mí, al fin la Victoria alada era libre, al fin era feliz.

sábado, marzo 18, 2006

Final para un cuento fantástico

Por I.A. Ireland

-¡Que extraño! -dijo la muchacha avanzando cautelosamente-. ¡Qué puerta más pesada!
La tocó, al hablar, y se cerró de pronto, con un golpe.

-¡Dios mío! -dijo el hombre-. Me parece que no tiene picaporte del lado de adentro. ¡Cómo, nos han encerrado a los dos!

-A los dos no. A uno solo -dijo la muchacha.

Pasó a través de la puerta y desapareció.

lunes, marzo 13, 2006

Minicuento: El hombre de los secretos

Cuando al final decidio desvelar el secreto, este estaba gastado de haber sido tanto tiempo secreto. Lo cogio con la mano, y se deshizo en polvo.
Una ráfaga de viento terminó acabando con él.

sábado, marzo 04, 2006

Beatriz (una palabra enorme)

De Primavera en una esquina de M. Benedetti

Libertad es una palabra enorme. Por ejemplo, cuando terminan las clases, se dice que una está en libertad. Mientras dura la libertad, una pasea, una juega, una no tiene por qué estudiar. Se dice que un país es libre cuando una mujer cualquiera o un hombre cualquiera hace lo que se le antoja. Pero hasta los países libres tienen cosas muy prohibidas. Por ejemplo matar. Eso sí, se pueden matar mosquitos y cucarachas, y también vacas para hacer churrascos. Por ejemplo está prohibido robar, aunque no es grave que una se quede con algún vuelto cuando Graciela, que es mi mami, me encarga alguna compra. Por ejemplo está prohibido llegar tarde a la escuela, aunque en ese caso hay que hacer una cartilla mejor dicho la tiene que hacer Graciela, justificando por qué. Así dice la maestra; justificado.

Libertad quiere decir muchas cosas. Por ejemplo, si una no está presa, se dice que está en libertad. Pero mi papá está preso y sin embrago está en Libertad, porque así se llama la cárcel donde está hace ya muchos años. A eso el tío Rolando lo llama qué sarcasmo. Un día le conté a mi amiga Angélica que la cárcel en que está mi papi se llama Libertad y que el tío Rolando había dicho que era un sarcasmo y a mi amiga Angélica le gustó tanto la palabra que cuando su padrino le regaló un perrito le puso de nombre Sarcasmo. Mi papá es un preso, pero no porque haya matado o robado o llegado tarde a la escuela. Graciela dice que papá está en libertad, o sea está preso, por sus ideas. Parece que mi papá era famoso por sus ideas. Yo también a veces tengo ideas, pero todavía no soy famosa. Por eso no estoy en Libertad, o sea que no estoy presa.

Si yo estuviera presa, me gustaría que dos de mis muñecas, la Toti y la Mónica, fueran también presas políticas. Porque a mi me gusta dormirme abrazada por lo menos a la Toti. A la Mónica no tanto, porque es muy gruñona. Yo nunca le pego, sobre todo para darle ese buen ejemplo a Graciela.
Ella me ha pegado pocas veces, pero cuando lo hace yo quisiera tener muchísima libertad. Cuando me pega o me rezonga yo le digo Ella, porque a ella no le gusta que la llame así. Es claro que tengo que estar muy alunada para llamarle Ella. Si por ejemplo viene mi abuelo y me pregunta dónde está tu madre, y yo le contesto Ella está en la cocina, ya todo el mundo sabe que estoy alunada, porque si no estoy alunada digo solamente Graciela está en la cocina. Mi abuelo siempre dice que yo salí la más alunada de la familia y eso a mí me deja muy contenta. A Graciela tampoco le gusta demasiado que yo la llame Graciela, pero yo la llamo así porque es un nombre lindo. Sólo cuando la quiero muchísimo, cuando la adoro y la beso y la estrujo y ella me dice ay chiquilina no me estrjes así, entonces sí la llamo mamá o mami, y Graciela se conmueve y se pone muy tiernita y me acaricia el pelo, y eso no sería así ni sería bueno si yo le dijera mamá o mami por cualquier pavada.
O sea que la libertad es una palabra enorme. Graciela dice que ser un preso político como mi papá no es ninguna vergüenza. Que casi es un orgullo. ¿Por qué casi? Es orgullo o es vergüenza. ¿Le gustaría que yo dijera que es casi vergüenza? Yo estoy orgullosa, no casi orgullosa, de mi papá, porque tuvo muchísimas ideas, tantas y tantísimas que lo metieron preso por ellas. Yo creo que ahora mi papá seguirá teniendo ideas, tremendas ideas, pero es casi seguro que no se las dice a nadie, porque si las dice, cuando salga de Libertad para vivir en libertad, lo pueden meter otra vez en Libertad. ¿Ven como es enorme?