domingo, julio 09, 2006

Dulcinea

Miguel de Cervantes Saavedra
(Don Quijote de la Mancha, 1ra Parte, Capítulo XIII, pág. 115)

Aquí dio un gran suspiro don Quijote y dijo:
-Yo no podré afirmar si la dulce enemiga(1) gusta o no de que el mundo sepa que yo la sirvo. Sólo sé decir, respondiendo a lo que con tanto comedimiento se me pide, que su nombre es Dulcinea; su patria, el Toboso, un lugar de la Mancha; su calidad por lo menos ha de ser de princesa, pues es reina y señora mía; su hermosura, sobrehumana, pues en ella se vienen a hacer verdaderos todos los imposibles y quiméricos atributos de belleza que los poetas dan a sus damas: que sus cabellos son oro, su frente campos elíseos, sus cejas arcos del cielo, sus ojos soles, sus mejillas rosas, sus labios corales, perlas sus dientes, alabastro su cuello, mármol su pecho, marfil sus manos, su blancura nieve, y las partes que a la vista humana encubrió la honestidad son tales, según yo pienso y entiendo, que solo la discreta consideración puede encarecerlas, y no compararlas.

(1) Llamar a la dama enemiga es motivo característico de amor cortés, en la tradición de los trovadores.

3 comentarios:

Marcel Pommiez dijo...

uffff! El Quijote.... creo que es la obra más larga y fome que he leído....!


Un abrazo

Anónimo dijo...

Pues al rescate de los trovadores así. El mundo sería más justo si fuéramos así de sincericidas

tierragramas dijo...

y pensar que, en el colegio, se me hizo tan tedioso leerlo.

Es una maravilla!

Saludos!

muy buen blog!