lunes, mayo 29, 2006

Las ciudades sutiles

De las Ciudades Invisibles de Italo Calvino

Si Armilla es así por incompleta o por haber sido demolida, si hay detrás un hechizo o sólo un capricho, lo ignoro. El hecho es que no tiene paredes, ni techos, ni pavimentos; no tiene nada que la haga parecer una ciudad, excepto las tuberías del agua que suben verticales donde deberían estar las casas y se ramifican donde deberían estar los pisos: una selva de tubos que terminan en grifos, duchas, sifones, rebosaderos. Se destaca contra el cielo la blancura de algún lavabo o bañera u otro artefacto, como frutos tardíos que han quedado colgados de las ramas. Se diría que los fontaneros terminaron su trabajo y se fueron antes de que llegaran los albañiles; o bien que sus instalaciones indestructibles han resistido a una catástrofe, terremoto o corrosión de termitas.



Abandonada antes o después de haber sido habitada, no se puede decir que Armilla esté desierta. A cualquier hora, alzando los ojos entre las tuberías, no es raro entrever una o varias mujeres jóvenes, espigadas, de no mucha estatura, que retozan en las bañeras, se arquean bajo las duchas suspendidas sobre el vacío, hacen abluciones, o se secan, o se perfuman, o se peinan los largos cabellos delante del espejo. En el sol brillan los hilos de agua que se proyectan en abanico desde las duchas, los chorros de los grifos, los surtidores, las salpicaduras, la espuma de las esponjas.
La explicación a que he llegado es ésta: ninfas y náyades han quedado dueñas de los cursos de agua canalizados en las tuberías de Armilla. Habituadas a remontar las venas subterráneas, les ha sido fácil avanzar en su nuevo reino acuático, manar de fuentes multiplicadas, encontrar nuevos espejos, nuevos juegos, nuevos modos de gozar del agua. Puede ser que su invasión haya expulsado a los hombres, o puede ser que Armilla haya sido construida por los hombres como un presente votivo para congraciarse con las ninfas ofendidas por la manumisión de las aguas. En todo caso, esas mujercitas parecen contentas: por la mañana se las oye cantar.

3 comentarios:

Marcel Pommiez dijo...

Pasé a saludarte porque son las 4:30 pm en Chile y no he desayunado ni nada, entonces tengo mucha hambre y ganas de comer pizza. Ahí me acordé de ti y pasé...

Aqui va el saludo


"HOLA"

Marcel Pommiez dijo...

Pasé a saludarte porque son las 4:30 pm en Chile y no he desayunado ni nada, entonces tengo mucha hambre y ganas de comer pizza. Ahí me acordé de ti y pasé...

Aqui va el saludo


"HOLA"

Anónimo dijo...

He paseado arriba y abajo, deteniendome en unos relatos, saltandome otros, pero fascinada en cualquier caso por todos ellos. Ha sido un placer pasear por esta casa, tenemos enlaces comunes pero no había reparado en ti, ha sido una suerte encontrarte (encontraros).
Un saludo literario.